domingo, 16 de marzo de 2008

QUIEN CANTA SU MAL ESPANTA


Cantar no es sólo la forma de expresión más antigua del ser humano, sino que también puede curarnos de muchos males, según afirma un número de médicos cada vez mayor, por lo que, aunque acaban de empezar a estudiar los efectos benéficos del canto, los especialistas recomiendan practicarlo con regularidad.


Hasta hace muy poco no había estudios científicos al respecto, pero resultados de investigaciones recientes confirman, incluso, que cantar debería ser recetado por el médico, según afirma la doctora Gertraud Berka-Schmid, también psicoterapeuta y profesora de la Universidad de Música y Arte de Viena.

La experta critica en duros términos a los padres y maestros que intentan prohibir a los niños cantar porque "no saben", pues, a su juicio, así se les priva de la capacidad de "personificación", de hacerse persona (expresión que viene del verbo "sonar") y se les cercena la vitalidad y el acceso a la experiencia del sonido.

Ello hace cambiar la conciencia de la personalidad y reduce su desarrollo porque poder levantar la voz, ser escuchado, ser reconocido y aceptado es de importancia vital para un ser eminentemente comunicativo como es el ser humano, señala Berka-Schmid en declaraciones a la revista de medicina austríaca 'Medizin Populär'.

Respiración adecuada

"Cantar es la respiración estructurada", indica la médico, que explica el efecto fisiológico de la respiración profunda, abdominal, que prevalece cuando uno canta y que se convierte en un masaje para el intestino y en un alivio para el corazón.

Además, asegura, esa respiración suministra aire adicional a los alvéolos pulmonares, impulsa la circulación sanguínea e incluso puede mejorar la concentración y la memoria.

En opinión de la especialista, se trata de un remedio óptimo para los males específicos de nuestro tiempo porque equilibra el sistema vegetativo y refuerza la actividad de los nervios parasimpáticos que, en contraposición a los simpáticos, aportan tranquilidad y relax.

Más que armonía

Cantar genera armonía a nivel psíquico y refuerza el sistema inmune para que puedan actuar las capacidades de autosanación frente a problemas hoy día tan frecuentes como los trastornos del sueño, las enfermedades circulatorias o el síndrome 'burn out' ('estar quemado').

Las consecuencias de una estimulación nerviosa excesiva son típicas de nuestro tiempo, afirma la especialista: la gente no puede con sus propios impulsos, se aisla, se bloquea y paraliza o acumula agresividad. A través de la voz, uno es capaz de expresar las impresiones que le invaden continuamente, de tal forma que el sujeto puede deshacerse de una serie de sensaciones. En ocasiones no es posible hacerlo hablando normalmente y ahí el canto desempeña un papel esencial, como ocurre con las canciones fúnebres.

Además de una respiración profunda, el cantar aporta una vivificación de la zona de la pelvis y funciona de forma automática, asegura la experta, para recordar que por algo popularmente se dice "Quien canta, su mal espanta".

No importa desafinar

No hace diferencias con que una persona cante sola, lo haga a dúo, canturree en la ducha o practique el solfeo. Tampoco importa que uno cante con otros muchos en un coro ni que desafine, afirma Berka-Schmid.

El cuerpo es el instrumento del que disponemos para comunicarnos, para echar fuera la ira acumulada, y "emoción" no significa más que movimiento hacia fuera: es decir, salen los sentimientos que no podemos expresar de otra forma. A toda emoción le corresponde un modelo determinado de respiración y, así, quien esté agitado respirará de una manera distinta a aquel que se encuentre triste.

En la práctica, se ha visto que enfermos de Alzheimer, gracias a una canción conocida, han recuperado algún recuerdo o que personas que han sufrido una apoplejía han conseguido volver a hablar a través del canto, recuerda la especialista.



4 comentarios:

Juan Carlos Pérez-González dijo...

Ojalá yo supiera cantar! Ojalá me pareciera cantando a Luis Miguel, a Bisbal, o a Nat King Cole. Al menos, el piano me ayuda a sumergirme en la música (gran fuente de salud y de sana adicción), pero el don del canto, desafortunadamente, nunca lo tuve. Sé que tú sí. Un placer encontrarte en la red, Quique. Confío en que sigues viviendo de haber alcanzado tu sueño dentro de la música. Un abrazo,

JC

Melibea dijo...

Cantar... Canto horriblemente o eso creo, pero es algo que me encanta. Para mí la música es necesaria, vital: sin ella no podría vivir. Últimamente estoy conociendo bastante ópera a través de un amigo y estoy enamorada del Tristán e Isolda, aunque también me impactaron Otello, Tosca, Madama Butterfly, Rigoletto, etc.. Por otro lado, también soy apasionada de la música rock y, antes y después de realizar mi viaje a Argentina (el pasado verano), me estoy sumergiendo en sus clásicos: Charly García, Spinetta, Cerati, etc.. Me imagino que esta música la conocerás, si no es así, te recomiendo sobre todo a Luis A. Spinetta, es un grosso, como dicen allá.

Un saludo

Anónimo dijo...

Concordo com os especialistas e também contigo!
acredito ainda que cantar nos eleva;e nos faz ir ao encontro de Desu.quando canto flutuo,me transporto e não há mais nada que me perturbe ou me faça querer sair de onde estou...quando canto meu desejo é tocar o céu e trazer Deus para terra...
aqui estou eu cantando uma de minhas canções:
http://br.youtube.com/watch?v=7ye_ovIyCM8

Enrique Adrados dijo...

Muchas gracias, amig@s

Un saludo desde Austria